"Que lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre".
Un lento escalofrío recorrió la espalda de Ana al escuchar las últimas palabras del sacerdote en la boda de su hermana María.
Hacía tres años que ella misma había dado el " sí quiero" en esa misma ermita.
Entonces no hubiera pensado que los acontecimientos se sucederían de ese modo.
Tras un corto noviazgo con Mario, decidieron casarse una soleada mañana de verano.
Emprendieron una luna de miel que enseguida se transformó en una auténtica pesadilla para ella.
Llegó el primer insulto y la primera bofetada.
Vinieron las disculpas, las lágrimas y los perdones.
De regreso al hogar que había estado preparando con tanto esmero, las cosas no mejoraron.
Dejó de ser la mujer alegre que siempre había sido para convertirse en una persona huraña, preocupada de ocultar las marcas que los golpes dejaban sobre su cuerpo.
Al terminar la ceremonia de su hermana, los policías que la custodiaban, le indicaron que era hora de despedirse para regresar a prisión.
En silencio, montó en el coche que la llevaría a la celda que en ese momento, era todo su mundo.
Estaba tranquila, de alguna manera había encontrado la serenidad entre aquellas cuatro paredes.
El día que sucedió todo, había estado repasando el plan que tenía para terminar con todo aquello.
Sabía que él, nunca la dejaría marchar.
Se preparó para otra pelea, por cualquier motivo, por cualquier razón.
La cena estaba preparada, lo había organizado todo al mínimo detalle.
Mario no notaría ningún sabor extraño y se quedaría profundamente dormido.
Al sentir la llave en la cerradura de la puerta, instintivamente se puso a temblar.
Ahora era como una niña asustada, muy alejada de la que un día fué.
Le miró a los ojos y lo supo. Entendió que no podría evitar una nueva paliza.
Cuando quiso darse cuenta, estaba en el suelo y sintió en su vientre la patada furiosa.
Corrió a su habitación, esperando que no la siguiera.
Él se dirigió a la mesa, satisfecho por tenerlo todo dispuesto.
Se dio cuenta de que se estaba quedando dormido y decidió dirigirse a la cama.
Ella esperó pacientemente hasta asegurarse de que dormía y sacó el cuchillo nuevo y afilado, que había comprado para la ocasión.
Todo fue muy rápido y en solo unos instantes, había terminado con su pesadilla.
Se dijo que nada podía ser peor que aquello.
Se lavó las manos, se peinó y se dirigió a la comisaría más cercana.
Allí explicó lo que acababa de hacer.
Seis meses después, en una de las paredes de su celda podía leerse:
"Me pierdo enajenada en nuevos laberintos de colores
tal vez no sea tan tarde a fin de cuentas,
para vestir de azules, las mañanas sombrías"
INMA DIEZ (ESPAÑA)

Hola, Inma, yo siempre he pensado que puede ser una realidad casos como el que cuentas.
ResponderEliminarLas mujeres consciente de su inferioridad física no pueden enfrentarse al hombre ni defenderse y no sería extraño que hubieran muchos homicidios llevados cabo de forma silenciosa.
No voy a defenderlo, por supuesto, pero lo disculpo en situaciones extremas, se de algunas que han sufrido las mayores vejaciones, palizas sin cuento y hasta cortes de arma blanca, pese a ello no han podido rebelarse por las amenazas de más golpes o perder a los hijos, se han de vivir esas situaciones para entenderlo.
Y me pregunto ¿no es en defensa propia deshacerse con inteligencia de esa pesadilla? Una muerte con violencia se descubre de inmediato pero hay medios para hacerlo a largo plazo y nadie se entera. me gusta el tema y a lo mejor escribo una novela corta sobre ello.
Si lo hago habrás sido tú la inspiradora.
Gusto de leerte, Inma.
Un beso, amiga.
................Carlos
Hola Carlos. Un placer que te hayas pasado y que te haya gustado mi primer mini relato. Ojalá que escribas esa novela, y si lo haces, me gustaría tener la oportunidad de leerla.
ResponderEliminarUn beso también para ti.
Inma
Hola, Inma, ya la comencé pero mi tiempo hoy por hoy es muy limitado, así que me lo tomaré con calma y tarde lo que sea iré escribiendo.
ResponderEliminarPero para no esperar tanto te pregunto si puedo enviarte a alguna dirección postal o un apartado de Correos, una que tuvo muy buena acogida cuando se editó "El juramento de don Antonio Piñeiro" Son 150 páginas que tratan sobre un hecho que se desarrolla a mediados del siglo pasado en un pequeño pueblo de Galicia, tierra de meigas y brujerías que me sirvieron como tema para llevar al lector a la inquietud y curiosidad, creo que te gustaría.
Se me ocurrió ofrecértela precisamente hoy en el Día del Libro. Ya me dirás. Ah, en mi otro blog, ensartandoletras.blogspot.com puedes leerme prosa poética, cuentos infantiles, relatos cortos, etc. todo prosa.
Un beso, Inma
Muy bueno Inma, muy bien llevado y el final no podía faltar un poema. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Ofelia. Un abrazo también para ti.
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